Presentamos a continuación dos textos sobre el peyote aparecidos en la prestigiosa
enciclopedia Espasa Calpe a principios del siglo XX. |
Estos
textos fueron encontrados y rescatados por Juan
Carlos Usó, historiador y autor del libro |
PEYOTA (RITO). Hist. de las rel. Rito observado en la región de Río Grande y N. de Méjico, particularmente entre los kiowas, comanches, arapaos, cheyennes, pawnees, omahas, winnebagos y oglala dakota, que son los que comen el cogollo de la fruta peyote, de la cual aseguran que comunica una sensación de exaltación espiritual. La ceremonia tiene lugar en un local cerrado y de noche; los participantes entran en el local á boca de noche y empiezan comiendo cuatro cogollos cada uno, mientras danzan alrededor de una pequeña hoguera, al lado de la cual hay un altar, construido en el suelo, y cantan un himno sagrado. Terminada la ceremonia, los devotos abandonan el local y por la tarde celebran un banquete, en el que comen todos sucesivamente con una misma cuchara. Al cerrar la noche termina la fiesta. Toda ella respira apacibilidad y paz, estando desterrados de la ceremonia toda clase de armas y aun objetos cortantes; los objetos de uso son preferentemente de color amarillo, y por lo que respecta á las plumas con que se adornan los que practican la ceremonia, son de las de una especie de picaza indígena de dicho color. En algunas tribus, por ejemplo la de los winnebagos, el rito peyota está adulterado con algunas prácticas cristianas. | Esta es la transcripción textual de la entrada Peyota -alias peyote-, aparecida en la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana Espasa Calpe (tomo XLIV, pág. 285), editada en el 1921 y que hoy en día aun siguie vigente. |
PEYOTL. F. Bot. Y Psicol. Nombre indígena de una cactácea próxima al género Echinocactus y aun incluída en él, pero que otros autores llaman Anhalonium Lewini o también Lophophora Williamsii. En la juventud tiene pequeñas espinas pinadas; pero luego queda inerme; el tronco, de un verde azulado, es al principio esférico y luego se alarga, aunque los 2/3 de su tamaño quedan en el suelo y forman las plantas dedos almohadillados. En vez de las espinas presenta penachos erguidos y abundantes como de lana. Sus flores blanquecinas aparecen después de las lluvias, entre mayo y julio; pero los frutos, lisos y sonrosados, suelen no madurar hasta el año siguiente. La planta misma y los frutos sirven para preparar los efectos embriagadores utilizados por los indígenas.
El peyotl vive en las regiones montañosas de diferentes provincias de Méjico y lo emplean desde tiempo inmemorial en las danzas religiosas en honor del dios del fuego, en general sólo los varones; pero alguna vez también mujeres y niños enfermos asisten a las ceremonias, y el sacerdote del dios les suministra trozos secos de peyotl para que los coman y se curen.
Para la recolección se visten con traje especial los huicholes y se trasladan a la Sierra Madre de poniente en viaje de todo un mes; los peyoteros tienen que atravesar secos páramos y someterse a determinadas privaciones; cortan las plantas a ras del suelo y hacen de ellas rodajas, que secan al aire; rodajas que en las droguerías norteamericanas reciben el nombre de mescal-buttons. Mediante el alcohol se pueden extraer diferentes alcaloides solubles en éter y cloroformo: mescalina, anhalonina, lofoforina y anhaloridina.
A diferencia de otras borracheras, la del peyotl presenta verdaderas alucinaciones sin perder la claridad de conciencia. El doctor Alfredo Guttmann las estudió directamente y dió cuenta detallada de ellas en el Congreso de Psicología experimental en Gotinga en 1914 (Berliner Psysiol. Ges., 1919; Verein f.Psychiatrie und Neurol, 1920, y Monalschrift f.Psychiatrie und Neurol. Bd. LVI, 1924). Se observan tres fases: primera, depresiva; segunda, maníaca, con conservación de la crítica, y tercera, de exaltación, con disminución del envenenamiento y remisión de la crítica.
La primera fase se presenta muy pronto y se caracteriza por malestar, cansancio, falta de aire, náuseas, mal humor. La segunda nos hace ver puntos luminosos, líneas, superficies, espacios, etc., completamente plásticos, a menudo con movimientos propios en el espacio real, u ocultando los objetos posteriores en el cuarto de ensayo, mantenido en semiobscuridad. Poco a poco se amontonan y se cazan las alucinaciones con tal fuerza, que el experimentador no puede alcanzar a la narración de las personas de experimento. Tan pronto aparecen fenómenos complicados de fantasía (animales u hombrecillos grotescos), como se transforma el espacio; parecen caer las paredes o desde la obscuridad amenazan ciertas figuras, flamean fuegos artificiales, la silla parece perder el equilibrio, se siente el gaznate o los dientes, todo sabe a sal, la pierna parece de palo y no ser del propio cuerpo, se figura uno en el aire o en otro sitio, etc. Nunca hay alucinaciones acústicas, ni siquiera en personas muy musicales. Todo este mundo de sueño, en apariencia tan completamente real, se da uno cuenta de que es alucinación; se hacen experimentos con las alucinaciones, provocándolas por tensión de la voluntad, alterándolas y haciéndolas desaparecer; o se participa en conversación científica acerca de la esencia de los fenómenos; como si hubiese dos personas simultáneas, una alucinada y una observadora de aquélla. Esta posición crítica de una parte del yo, no impide que, a pesar la completa convicción de la irrealidad de los fenómenos, los perciba con claridad y viveza y en el espacio objetivo. Se describen estos sucesos al director de la experimentación, se los analiza, se sale al paso de las objeciones, se los formula con más claridad que en el primer momento; en resumen, se porta uno conforme a las reglas de una persona adecuada para un experimento científico. Es uno a la vez objeto y sujeto. La posición mental del momento no tiene conexión con el contenido de la alucinación; se siente alegría en el humor oprimido, como fenómenos preferentemente desagradables en el fondo de buen humor.
Después de muchas horas desaparecen las cada vez más débiles alucinaciones y llega la tercera fase, en que se ven con frecuencia todavía algunas verdaderas alucinaciones, pero en general se pasa a un estado elevado e indiferente, no completamente de acuerdo con la vida normal cotidiana. Está uno más alegre y despreocupado por la opinión de los demás, se porta con más desenfado, parlanchín exagerado, embustero en muchos casos, machacón, ergotizante y atrevido. En ocasiones se presentan visiones circunstanciadas, fantásticas, como de soñar despierto, estados de borrachera de colores, etc. En las veinticuatro horas siguientes a la mañana del ensayo apenas se necesita dormir; después de tres o cuatro horas de descanso nocturno se levanta uno fresco y con ánimos para el trabajo, sin necesidad de dormir de día o alargar el sueño nocturno. Por lo común se tiene un cierto arrepentimiento por las indiscreciones cometidas, por las exageraciones o mentiras de que se dió uno perfecta cuenta, al contrario de la borrachera alcohólica. |
Ceremonia en un tipi Lejos del ojo observador de los laboratorios occidentales, el indio ve y siente aquello que los científicos a veces no alcanzan a ver. |
La significación teórica de estos ensayos es grande y mayor aún su valor para la investigación de diversos problemas de psicología y psiquiatría. Se puede con este método, por ejemplo, aportar buen material para la difícil cuestión, interminablemente discutida, de qué sea verdadera alucinación y qué seudoalucinación. Se pueden aclarar las relaciones entre el tipo visual y el más acentuado del eidético (de Jaensch). Se pueden considerar también problemas estéticos, como la influencia de tales experimentos fantásticos en la obra de artistas creadores, observándolos desde puntos de vista nuevos; estudiar la influencia del ambiente, del caudal de experimentos, del enlace con experimentos anteriores (como la reaparición de sueños infantiles de fiebre de mucho tiempo olvidados).
K. Schumann dice que el tronco abunda en vasos laticíferos en Echinocactus Williamsii y lo usan en curandería; Lewin dice que E. Lewinii de Henings y llamado por éste Anhalonium y apenas distinto específicamente de aquél, contiene un veneno muy activo, semejante a la estricnina, cosa extraña en la familia de las cactáceas.
Corresponden ambas al grupo de especies con costillas redondeadas y asurcadas, resultando tubérculos no espolonados, dispuestos en hélice, aréolas erizadas y luego empenachadas. Las flores son en la primera especie rosadas con tubo corto y la planta parece no contener el veneno de la segunda especie.
Transcripción textual de lo que decía -y, de hecho, de lo que aun dice- en 1933, en el tomo VIII-apéndice (págs. 420-421), la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana Espasa Calpe, a propósito del "peyote".
Libros sobre peyote Peyote and other psychoactive cactii
(Adam Gotlieb) |
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