Velada con honguitos

por Juangom

Este es el relato de una primera experiencia, bien planeada, con los hongos enteodélicos.

  
    Lugar: Sierra Norte de Madrid
    Especie: Psilocibe Camboya
    Dosis: 2 gramos de peso en seco.


    Hola amigos, os voy a contar como fue mi primera toma de honguitos hace unos días.

    La realicé en una casa en un pueblo con jardín y sin ningún vecino alrededor. Mantuve una abstinencia sexual durante 6 días antes y después de la toma y seguí la costumbre mazateca de comer los hongos por pares; ofrecí una pequeña porción a la tierra como protección. Ingerí los hongos hacia las 8 y media de la tarde cuando ya estaba anocheciendo, y a los pocos minutos me tumbé en el sofá del comedor oyendo música (la música escogida fue sobre todo Bill Douglas y George
Winston), hablando con mi mujer y un amigo que estaban acompañandome. Los primeros efectos (a los 45 minutos más o menos) son como un ligero mareo, pero nada de vómitos (se me olvidaba decir que ese día estuve casi a base de zumos y un gazpacho). Después me tumbo en el sofá con una manta encima y empieza una sucesión de imágenes, como redes de colores etc (los conocidos fosfenos, fractales o como queráis llamarlos). En la habitación sólo hay una vela metida en un recipiente de cerámica. Me relajo y llego a un estado que no sé si me voy a ir a algún sitio lejano o me voy a dormir. Siento miedo y me levanto y me voy al jardín; a duras penas puedo andar (voy acompañado), camino por el jardín y me siento en un silla, miro los arboles. Estoy nervioso y mi temperatura corporal se ha elevado. En el fondo sé que es el miedo a soltarme y dejarme llevar (mi razón se resiste y lucha). Después de hablar un poco vuelvo al salón y me vuelvo a tumbar y por fin ahora me relajo y me dejo llevar. Dejo de hablar y me interiorizo. Agarro la mano a mi mujer y me vienen risas, veo como si el espíritu de los hongos fueran duendes traviesos y lo digo en alto (llego a ver como una cara): “son duendes y están jugando conmigo”. Estoy muy a gusto cogido de la mano con mi mujer y en ese momento me fijo en el cuadro que había enfrente que representaba el nacimiento de Venus (Trono Ludovisi). Este se hizo tridimensional y viví un momento extático, viéndolo y sintiendo como la protección de la diosa.

    Fue increíble y sin palabras para transmitirlo. Hubo un momento que mi atención se fue a la música y me parecía música celestial (nunca he sentido con tanta profundidad la música). En ese momento estaba tan relajado que no era casi consciente de mi cuerpo. Se era consciente de la mano que me cogía mi mujer y que me daba mucha seguridad. Hubo una sensación o comprensión que después comenté de estar fuera del tiempo y de que el tiempo no existía.

    No sé cuanto duro, pero después intente pensar en problemas de trabajo que tengo (que no vienen al caso) y sentí como si me dijeran que me dejase llevar, que todo se solucionaría. Esto debió durar poco mas de una hora y decidí levantarme, y sentí la necesidad de despedirme de la diosa que había guiado mi viaje. Comenté varias cosas, y empecé a racionalizar. Nos fuimos a la cocina a comer algo y a hablar. Yo estaba nervioso, fue una bajada difícil, quizás por intentar racionalizar demasiado pronto. Al rato me fui a la cama y todavía reflexiono y siento sobre asuntos de familia (bueno no quiero enrollarme ).

    Al día siguiente me siento bien (al contrario que mi amigo que tomo el día anterior al mío y se levantó con dolor de cabeza) y nos vamos a buscar setas a un pinar. Me sienta muy bien pasear y por la tarde nos vamos a tirar con arco (lo cual también sienta bien pues es como una especie de meditación). Los días siguientes me siento con mucha energía.

    Me preocupa si la cantidad de honguitos (2 gramos de camboyanos) no rozaron una dosis media, pues a veces si que sentí como estar entre dos mundos. Parece ser que esta variedad es mas fuerte que los ecuatorianos y otros.

    He de reconocer que si que hubo momentos de tener miedo de perder la razón y se pasa muy mal. De todas formas teníamos benzodiacepinas, las cuales no hicieron falta.

    Es curioso que mi amigo, que pesa menos que yo y que se comió la misma cantidad, no pasó de la fase de fosfenos y distorsiones. Creo que no se dejó llevar, pues estuvo todo el tiempo narrando lo que veía y no interiorizó. La formación académica racional es una barrera para entrar. Creo que por eso las mujeres (que son menos racionales) por lo general entran mejor.

    Bueno no me enrrollo mas. Para mi ha sido la experiencia positiva y todavía estoy integrando cosas y he aprendido aspectos que tengo que mejorar en mi vida diaria. Creo que hay que viajar para vivir y no al revés.

    Besos

    Juangom

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