El ciclo de la vida

Rumiaciones sobre unas experiencias con Ayahuasca

por Manu

Pequeña planta de Psychotria viridis, uno de los ingredientes comunes en las preparaciones de Ayahuasca Psychotria viridis

 

    He pasado recientemente por 3 experiencias con ayahuasca. Gran parte de lo que experimente fue la "revelación" sobre lo que es realmente nuestra realidad. Esta revelación tenia 2 caras, como una moneda. Al principio nuestra existencia como seres que se interrelacionan me apareció como espantosa, totalmente predatoria, mors tua vita mea, vi que cada uno de nosotros somos un amaso de células que tiende exclusivamente a su supervivencia. No había amor por ninguna parte, sólo una lucha muy bien orquestada, todo el mundo se aprovecha de todo el mundo. El pez grande se come al pez pequeño, etc... Yo a un cierto punto seré destruido para que este proceso de células organizadas pueda continuar, y mis células destruidas se organizaran de otra manera. Vi la vida como Saturno, que se come a sus hijos. Los rituales aztecas con sacrificios humanos se basaban sobre esta visión mítica del principio del mundo:

    "La diosa Tlalteutli caminaba sola sobre la faz de las aguas primordiales, una doncella maravillosa, con ojos y mandíbulas en cada articulación que podían ver y morder como animales, y era espiada por los dos dioses primarios Quetzalcoatl (la Serpiente Emplumada) y Tezcatlipoca (el Espejo Humeante). Decidiendo que debían crear el mundo a través de ella, se transformaron en poderosas serpientes y la atacaron por ambos lados. Uno la agarro por la mano derecha, el otro por la izquierda y la partieron en dos. De estas partes crearon no solo el cielo y la tierra, sino también los demás dioses. Y entonces para confortar a la diosa por lo que le había pasado, todos los dioses se postraron y, jurando obediencia, ordenaron que de ella naciesen todos los frutos que los hombres necesitan para su supervivencia. Y así, de sus cabellos hicieron arboles, flores y hierba, de sus ojos fuentes, riachuelos y pequeñas grutas, de su boca ríos y grandes grutas, de su nariz valles, y de sus hombros montañas. Pero la diosa lloro toda la noche, porque sentía la necesidad imperiosa de consumir corazones humanos. Y no se pudo calmar hasta que se los presentaron ante ella. Ni pudo engendrar frutos hasta haber sido empapada en sangre humana." (E. de Jonghe "Histoyre du Mechique" manuscrito francés del XVI).

    Al pasar por esta toma de conciencia, sentí profunda tristeza. Agradezco a la planta que no me dejo en este estado, y me ayudo en mis esfuerzos por salir de esa desesperación. Apareció ante mi el otro lado de esta cadena de muertes, y fue por supuesto la cadena de vidas, el principio organizativo de todas estas células destinadas a morir era maravilloso, y sentí una gran alegría al poder participar al baile y a la comunicación de energía entre cada cosa que existe.

    Y así han sido estos tres viajes, por un lado veo el vacío y la futilidad de la existencia, y el esfuerzo terrible por crear toda esta organización (que esencialmente es ilusoria, porque sale de la nada y vuelve a la nada), y el dolor terrible de ser destruidos, como si fuera un juego cruel. Por el otro siento la alegría de jugar a este juego, me parece maravilloso. Estoy intentando integrar estos dos lados, creo que en nuestra sociedad están totalmente escindidos; nuestra cultura tiene un lado consumista / lúdico que intenta escapar del horror del sufrimiento y de la muerte, intenta negar el vacío que se esconde tras nuestra existencia. Creo que la autentica celebración de esta vida se produce cuando se tiene en cuenta a la vez la certeza inevitable de la no-existencia.

    El aspecto fascinante del Hinduismo y del Budismo es que consideran ese estado de vacío como paradisiaco (Nirvana). Y yo hasta allí no llego, que la no existencia pueda ser algo paradisiaco no me entra en mi cabeza, mi esperanza es que aun soy joven y espero me quede tiempo para currarme el tema y comprenderlo.

    Un abrazo
    Manu

 


 

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