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CURA, CURA CUERPECITO: «¡Hola! Poseo algunas características de personalidad que describo abajo y que, como consecuencia, me causan muchos bloqueos en la vida: Introvertido; Neurótico (preocupación exagerada por lo que no existe, o sufrimiento anticipado); Con dificultad para hablar y relacionarme con otras personas; Autocrítico; Perfeccionista; Desanimado; Nervioso; Depresivo (en tratamiento desde hace 10 años, sin muchos progresos); Intolerante; Impaciente; Con falta de iniciativa; Malhumorado; Con dolor de cabeza (tal vez producto de las tensiones). La pregunta: ¿Participando en los rituales y con la ingestión de la ayahuasca, podré cambiar algunas de las características que son parte de mi personalidad, o, por lo menos, aprenderé a convivir con ellas más pacíficamente sin que me causen sufrimiento, ya que los antidepresivos no han funcionado conmigo? Un abrazo, F.M.» (Mensaje de e-Mail enviado a Beatriz Caiuby Labate en 2008) ********************* María era profesional liberal, y trabajaba mucho para sobrevivir en una competitiva capital brasileña. Tenis 43 años y su sueño era tener un hijo. Recientemente, se había juntado con un hombre, e intentaron una fertilización in vitro. Cada intento (hormonas mas fertilización) costaba casi 12 mil dólares. Las dos primeras tentativas fallaron, quedaba solo una última. La pareja no iba bien, y él rompió la relación. Ella se quedó destrozada. Ya habían pagado para la última aplicación: era la última oportunidad. ¿Qué hacer? Además de la indecisión, su cabeza no estaba nada bien… su terapeuta le aconsejó un ayahuasquero que vivía en una gran ciudad de Brasil. La chica telefoneó. El ayahuasquero, con un acento medio «portunhol», le dijo que estaba ocupado durante aquella semana, desintoxicando a un joven dependiente de la cocaína y del alcohol. Le pidió que le llamase la semana siguiente. Ella dudó, pero acabó telefoneando. Le propuso el siguiente «tratamiento»: tres sesiones de ayahuasca individual, acompañada de limpieza con tabaco. Y allá fue ella, a una casa en los alejados alrededores de la ciudad, con la esperanza de que algo bueno pudiera devenir de aquel «intensivo» con plantas psicoactivas y rituales venidos de la Amazonia. ********************* «La salud debe ser comprendida a partir de la perspectiva psicobiológica y sociocultural… las creencias y prácticas de la salud forman un sistema lógico-conceptual… las enfermedades no son un conjunto de síntomas físicos universales o estados estáticos, sino procesos modulados por la cultura… el cuerpo no es una realidad que existe fuera de lo social, ni le antecede…la sociedad fabrica el cuerpo… la cura es un proceso colectivo, que requiere construcción de sentido / negociación de significados… es necesario comprender cómo el enfermo entiende el sufrimiento y organiza la experiencia de la enfermedad… contemplar cómo las enfermedades son vivenciadas, soñadas, imaginadas… el lugar social del sujeto –como su clase social, edad, género– cualifica cómo experimenta su dolor… cada sociedad posee sus propios sistemas clasificadores de enfermedades y teorías teológicas… el consultorio médico también es un espacio ritual… es necesario tener en cuenta las ideas de los médicos sobre las enfermedades y también cómo vivencian el tratamiento…». La investigadora observaba estas frases repetirse de formas variadas aquí y allí en la literatura de la antropología de la salud y de la enfermedad cuando su lectura fue interrumpida por el teléfono sonando: «–Hola ¿Qué tal? Querría llevar a mi prima hoy a la noche a un ritual de un grupo de neochamanismo que toma ayahuasca. Ella nunca ha ido, y ha expresado su deseo de ir. Aunque ella me contó que tomó un remedio para dormir ayer ¿Usted cree que hay alguna contraindicación? No sé el nombre del medicamento… sabe, es un medicamento psiquiátrico, controlado… ¿Existe interacción? ¿Puede suceder algo?» ********************* Habiendo sido desahuciada por los médicos debido a un tumor cerebral y ante una muerte prevista, la señora española embarcó hacia Céu do Mapiá, sede central de la comunidad daimista del CEFLURIS (Nota 1), en el interior de la Amazonia, donde pretendía tomar Daime, rezar y estar cerca de la naturaleza. Más que curarse, lo cual a esas alturas sería imposible, simplemente deseaba esperar la muerte con tranquilidad. Durante la etapa final escribió un bonito diario –que después cayó en las manos de un estudioso del tema, y fue citado en su trabajo sobre la doctrina del Santo Daime. Un relato muy simple y conmovedor acerca de la plena comprensión y aceptación de la muerte. ********************* «Quiero agradecerle profundamente por la indescriptible experiencia e iluminación que usted me proporcionó. Quiero que sepa que esta ceremonia y viaje cambiaron mi vida. Siento luz, paz y amor de una forma tan pura, que no tengo palabras para explicar. Conseguí perdonar a personas por cosas terribles que me hicieron, etc. Hasta ahora no fumé ni un cigarro más y fumaba hasta el día de la ceremonia aproximadamente 15 cigarrillos al día. Quería parar hace tiempo, pero no lo conseguía. Bien, ha sido realmente un grande e inesperado impacto ¡Me siento limpio y renovado! Creo que fue la más increíble e importante experiencia de mi vida, conseguí llegar a la esencia de las cosas. Un abrazo grande, S.» (Mensaje de e-Mail enviado a un ayahuasquero por su cliente, después del a primera experiencia con la ayahuasca, en São Paulo, 2008)
Este libro nació estimulado por situaciones como estas, reales y prosaicas, en algunos centros urbanos del mundo de hoy. La presente obra tematiza los aspectos de salud relacionados con el consumo de la ayahuasca: poción diabólica para algunas religiones monoteístas, enteógeno para los psiconautas occidentales, sacramento para las religiones eclécticas de origen brasileño, medicina y veneno al mismo tiempo para los chamanes amazónicos, fármaco alucinógeno para los psiquiatras, y droga peligrosa que contiene DMT para los legisladores. La «salud», según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 1978, sería un estado de «bienestar biológico, psicológico y social» –el famoso «modelo biopsicosocial». Esta definición, aunque ampliamente aceptada por profesionales de diversas áreas de la ciencia (medicina, antropología de la salud, psicología de la salud etc.), ha sido criticada por algunos por ser ingenua, por otros por ser utópica y, por todos, en definitiva, por ser inespecífica. Independientemente de cómo se la defina, en este libro la salud es tomada en un sentido amplio, incluyendo no solamente la «enfermedad», sino toda la experiencia de sufrimiento, aflicción, perturbación y malestar, esto es, no reducida a su dimensión física, sino como totalidad físico-moral (Duarte 1998). En este sentido, nuestro objetivo no es establecer criterios universalistas para responder la pregunta: «¿La ayahuasca «cura» realmente esta enfermedad o no?» Sino antes, entenderla como parte de aquello que Foucault (2004) denominó como «técnicas del cultivo del sí»- práctica ésta que puede implicar un desorden de las fronteras entre el dolor y el placer, o entre el estado de vigilia y el estado del sueño. Además del desafío analítico de comprender situaciones como las descritas en el inicio de este texto, algunas motivaciones pragmáticas también incentivaron la producción de esta recopilación: en primer lugar, hacer una sistematización del estado del arte acerca de los saberes biomédicos sobre el consumo de la ayahuasca que pueda ser eventualmente útil en los diversos procesos judiciales que han sufrido los ayahuasqueros en varios países del mundo, muchos de los cuales terminaron en la cárcel por consumir esta sustancia; buena parte consiguió la libertad sin, no obstante, dejar de gastar una buena cantidad de tiempo, dinero y energía con abogados e improvisadas investigaciones personales que recopilaban artículos publicados sobre el tema. Este objetivo no puede ser disociado, obviamente, de reflexionar sobre el papel de los discursos biomédicos en cuanto a las sustancias psicoactivas en la reglamentación social de su uso (Nota 2). Tales saberes frecuentemente se encuentran asociados a los discursos legales-criminales y religiosos-morales en el establecimiento del control internacional del consumo de drogas (Rodrigues 2004; Fiore 2007). Otra motivación para la elaboración de esta recopilación fue el malestar con relación a la constatación cada vez mayor de que la enorme expansión del consumo de la ayahuasca alrededor del mundo no ha sido acompañada de un crecimiento proporcional de una literatura accesible y de calidad sobre el asunto (Nota 3). Esta laguna genera una falta de información generalizada, que a su vez repercute en investigadores como nosotros, que hemos sido constantemente buscados por el público en general, en su búsqueda de informaciones, y hemos sido engullidos por listas eclécticas de debates en Internet. Por un lado, parece haber una producción puntual en algunas revistas especializadas, sea de artículos biomédicos o de antropología, muchas veces impenetrables y poco accesibles; por otro, un conjunto de sitios web, frecuentemente de orientación pseudocientífica o esotérico-superficial. Entre ambos, algunos libros de mayor o menor calidad, que raramente contemplan el tema de la salud. Así, nos parece urgente la necesidad de producir un amplio conjunto de referencias interdisciplinares sobre los diversos aspectos terapéuticos relacionados con el consumo de ayahuasca que pueda ser útil a los investigadores, a los consumidores regulares, y al público en general interesado en el tema, ya sea como usuario, como curioso, o como simple intelectual sesudo. Sin embargo, el estímulo decisivo para la realización de este proyecto vino con la publicación, en 2006, del Informe Final del Grupo Multidisciplinar (GMT) sobre la ayahuasca (CONAD 2006; ver también MacRae 2008), producido en conjunto por representantes del gobierno brasileño, científicos de diversas áreas y líderes religiosos de las principales vertientes ayahuasqueras brasileñas. El texto, autodefinido como un conjunto de «principios deontológicos del uso de la ayahuasca», pretende establecer parámetros para la reglamentación de su consumo en Brasil y de hecho fue publicado como resolución oficial años después, en 2010, cuando este libro ya estaba concluido (CONAD 2010). El documento separó de forma bastante explicita el uso «religioso» de la ayahuasca de su uso «terapéutico»: mientras el primero esta autorizado, el segundo no. Así se lee:
Este fragmento explicita la dificultad de definir el «uso religioso» y el «uso medicinal» de la ayahuasca (Nota 4), separación esta que parece apoyarse en frágiles distinciones de orden semántica. Por ejemplo, si yo afirmo: «–Jesús me curó en un ritual de la União do Vegetal», estaría practicando mi «ejercicio de libertad religiosa», mientras que si afirmo: «–venga a tomar ayahuasca para curarse de su depresión», estaría ejerciendo «la práctica ilegal de la medicina»? Está claro que hay otros matices relacionados, y que este tipo de problemas no tiene que ver solamente con la cuestión del consumo de la ayahuasca, sino con un choque mucho mayor sobre el intento de control y hegemonía sobre el cuerpo humano por el Estado. Este último se encuentra frecuentemente en diálogo con la medicina, componiendo una intrincada biopolítica –que no puede ser reducida, no obstante, a la existencia de una supuesta alianza conspiratoria, mecánica y unívoca entre el Estado y la Medicina- tema que, infelizmente, no podrá ser discutido en profundidad aquí (Nota 5). Por ahora, baste subrayar que la definición de las fronteras entre religión y medicina –mas allá de las cuestiones teóricas o especulativas de las ciencias sociales- asume importancia en el debate político justamente en la medida en que la legislación antidrogas internacional considera algunos usos de drogas legítimos y otros no. Así, como en Brasil se permite el uso «religioso» de la ayahuasca, reglamentado según parámetros establecidos como en el informe mencionado, en Perú el debate público sitúa la ayahuasca como parte de la «medicina tradicional de los pueblos indígenas». Así se lee en la resolución del Instituto de Cultura Peruano, que reconoce la ayahuasca como patrimonio cultural del país (RDN INC 2008):
Dada la importancia de los discursos biomédicos –vale recordar, ni homogéneos ni unívocos– en la cartografía del poder del campo de debates sobre el «problema de las drogas», y considerando que este campo está altamente polarizado y moralizado, abordar un tema como el de la salud relacionada al consumo de la ayahuasca implica una tarea de especial responsabilidad. Quizás el principal desafío de una obra como esta o, ciertamente, el primero, sea la definición de los artículos a ser incluidos –que, es preciso afirmar con todas las letras, refleja determinadas opciones ideológicas. Por un lado, había un deseo (a nuestro entender legítimo) de abordar los aspectos positivos del uso de la ayahuasca, como, por ejemplo, historiar y reunir algunos esfuerzos de investigación que han sido realizados sobre los potenciales médicos de los agentes psicodélicos en general (Winkelman & Roberts 2007) y reflexionar sobre las posibilidades terapéuticas de la ayahuasca en particular –incluyendo la importante discusión contemporánea acerca de su aparente eficacia en el tratamiento de la dependencia a sustancias psicoactivas (alcohol, cocaína , y otros), o al menos como profilaxis de ésta. Partíamos del objetivo de estimular con este libro, inclusive, el desarrollo de protocolos de investigación clínica sobre los potenciales psicoterapéuticos de la utilización de la ayahuasca para mejorar la salud mental (que obviamente no puede ser pensada separada de la salud global) de pacientes que están pasando por tratamiento psicológico. Por otro lado, queríamos producir una obra crítica y plural que pudiese alcanzar una audiencia más amplia, y para esto sería necesario también evidenciar y analizar los aspectos peligrosos, inciertos y sombríos de la experiencia, lo que genéricamente se denomina como eventuales «riesgos» y «efectos adversos» de tomar ayahuasca. Partíamos del objetivo, todavía, de problematizar un cierto entendimiento común presente en varias aéreas del campo de investigación sobre las drogas –producto probablemente del encuentro de un cierto activismo humanitario con algunas generalizaciones sociológicas, elaboradas por científicos sociales o a partir de una apropiación superficial del discurso sociológico por médicos, legisladores y gestores públicos– de que «el contexto ritual garantiza la seguridad del consumo de una sustancia psicoactiva». Aunque estamos de acuerdo en este principio general y reconocemos la centralidad del setting en la experiencia, aquélla generalización no es suficiente para comprender el fenómeno. En fin, era necesario ir más allá del setting ritual, sin tampoco caer en un reduccionismo biomédico. Por tanto, nos parecía importante realizar una revisión al tema, como indagar: « ¿Cuáles serían los contextos de consumo no ritual de sustancias psicoactivas?, «¿Hasta qué punto un contexto ritual puede ofrecer más problemas que beneficios en el consumo de una sustancia psicoactiva»? ¿Un contexto de investigación científica de laboratorio puede ser problemático para los usuarios?» y así en adelante. En suma, no teníamos la intención, al realizar este libro, de hacer apología sobre los beneficios de la ayahuasca para plateas ayahuasqueras (sin más, ya convertidas) o intentar convencer a determinados sectores opositores y detractores del uso de la ayahuasca como religiosos, legisladores, policías, entre otros a cambiar su idea (lo que de todo modo sería bien difícil); tampoco queríamos exponer indebidamente determinados aspectos negativos (de otro modo, generalmente bastante complejos) que podían ser mal interpretados por aquellos que raramente parece importarles el debate científico, pues ya saben de antemano que el uso de las drogas es equivocado y debe ser siempre desterrado. Pasamos ahora a compartir con el lector algunas de las cuestiones con las cuales nos encontramos a lo largo del proceso de elaboración de este libro, las cuales permanecen estratégicamente escondidas en el texto final: ¿Deberíamos intentar incluir un relato sobre alguien que supuestamente tuvo un brote psicótico con la ayahuasca? ¿O el de una persona que alegaba haberse curado de su enfermedad grave como el cáncer o el SIDA con esta bebida? En este caso ¿Podríamos ser criticados por producir un libro sin objetividad científica que, por una parte, creara falsas esperanzas para enfermos y afligidos en general y, por otra, a la vez, despreciara a aquéllos que han sufrido secuelas psicológicas derivadas del consumo, por mucho que nos conste que ambos casos son reales? ¿Cómo abordar los aspectos sombríos de la experiencia sin vulgarizar sus profundos sentimientos místicos y ocultos para las personas que pertenecen a estos grupos? ¿Sería posible encontrar un chamán que nos contase algo sobre hechicería, elemento tan central en el mundo indígena y mestizo de la ayahuasca? ¿Y en este caso, no sería peligroso transcribir aquí sus palabras? ¿Sería posible utilizar nuestra propia experiencia personal de años de consumo de este psicoactivo sin exponernos indebidamente, o sin caer en el lugar común de autoridad etnográfica del «yo estuve presente allí, yo sé»? ¿Cómo conciliar el proyecto académico con el encantamiento, el espanto, el extrañamiento de la experiencia? ¿Cómo combinar el deseo de proteger a los usuarios de la ayahuasca de las intromisiones indebidas del Estado en la esfera de la subjetividad personal con el desánimo en la constatación de la existencia de tantos problemas empíricos en el mundo ayahuasquero, sin hablar de las tradicionales disputas de poder entre los diferentes chamanes y grupos? El libro optó por discutir el tema de la salud a partir de esta perspectiva interdisciplinar que contemplase los enfoques de las ciencias humanas, de las ciencias biomédicas y de los relatos subjetivos de los usuarios, intentando hacer que estos diferentes saberes dialogasen. Caminamos en una cuerda floja entre un extremo que entiende la perspectiva biomédica como la única capaz de «revelar las verdaderas causas de las enfermedades y sus curas» y, en el otro, un relativismo total que descarta por completo la validad de la investigación científica, pasando, todavía, por un cierto tipo de enfoque (igualmente problemático) que insiste en que los saberes nativos son los únicos legítimos. Optamos por no esquivar la responsabilidad de llamar la atención hacia los eventuales problemas oriundos de la experiencia, pues ni ninguna sustancia es una panacea, ni está exenta de problemas, y no es, obviamente, de aplicación universal. Por otro lado, no es nuestro objetivo promover la medicalización de las prácticas ayahuasqueras o de conferir legitimidad a esas prácticas a partir del discurso biomédico aunque tal vez éste sea un efecto colateral bienvenido; y, todavía menos, crear parámetros que viesen el uso de la ayahuasca sólo bajo la supervisión de terapeutas o médicos occidentales, aunque esta modalidad pueda ser considerada también legítima al lado de las demás. Cuando hablamos de interdisciplinaridad y diálogo cultural, esto no implica verificar, por ejemplo, si las prácticas indígenas que establecen rigurosas prohibiciones alimentarias y comportamentales (como la prohibición de participación de mujeres menstruantes en ceremonias de ayahuasca) tiene una base ideológica, o si la eficacia de la hechicería puede ser «comprobada» a partir de un estudio con doble ciego y placebo. Por «diálogo cultural» entendemos, ante todo, no privilegiar un tipo de saber sobre otro, y convertir ontologías diferentes en inteligibles unas a las otras. En fin, tal vez, como la propia ayahuasca parece actuar frecuentemente en el medio indígena, se trata de intentar realizar una mediación y diálogo entre diversos sujetos en el universo. La cuestión del brote psicótico, mencionada arriba, merece un comentario aparte. Aunque exista en el debate público y en la literatura científica toda una discusión sobre los posibles problemas y trastornos asociados al uso de psicodélicos, la idea de que éstos pueden eventualmente desencadenar un brote psicótico –que podría conducir, inclusive, a suicidios– es probablemente el mayor estandarte del «peligro de los psicodélicos» (cf. Strassman 1984; Frescka 2007). La noción de «brote psicótico» es central en el discurso biomédico, aunque el asunto desemboque en un cierto callejón sin salida, una vez que no se sabe ciertamente lo que causaría situaciones extrañas y extremas, las cuales son descritas siempre como resultantes de un cuadro difuso y multifactorial. Si bien la cultura psicodélica (una mezcla de estudios de mayor o menor orientación científica con el discurso de los usuarios y activismo político) suele quitar responsabilidad a la sustancia para otorgársela al individuo –por ejemplo, se suelen justificar siempre en base a trastornos psíquicos anteriores, miembros de la familia con un historial problemático de salud mental, estructura de ego frágil y dependencias severas–, para nosotros está claro que el propio papel de la sustancia psicoactiva en cuestión puede ser, eventualmente, causa suficiente para desequilibrar la bioquímica cerebral y se produzca un brote psicótico, cuyas características bioquímicas y mecanismos de funcionamiento todavía necesitan ser investigadas. Ya para un determinado tipo de visión espiritual –terapéutica (e. g., Grof y Grof 1989), existiría una importante distinción entre «brotes psicóticos » y «emergencias terapéuticas», siendo estas últimas, aunque dramáticas y dolorosas, consideradas benéficas y necesarias en el proceso de desarrollo psico-espiritual de algunas personas. Es importante, sin embargo, ni romantizar la enfermedad mental, ni mezclar de manera superficial ritos de iniciación indígena con problemas psicológicos experimentados por usuarios occidentales de la ayahuasca (Lewis 2008). En cualquier caso, la categoría «brote» está relacionada con la de «riesgo», tema que ha recibido enorme atención en los estudios respecto a los discursos biomédicos sobre drogas (Nota 6). Si bien los riesgos biomédicos derivados del consumo de drogas son el disfraz bajo el cual se camuflan las coartadas morales que persiguen judicialmente el consumo de drogas, el negarlos no desenmascara dicho encubrimiento sino que ayuda a legitimarlo. Analizar los riesgos por tanto sólo conduce, necesariamente, a una maximización de los beneficios. Es importante destacar que estas ideas están presentes de una forma u otra también en el imaginario de los propios ayahuasqueros. En primer lugar, parecen operar como signo de identidad para los usuarios delante de la sociedad más amplia: «nosotros somos aquellos que tuvimos el coraje de aventurarnos por estos desconocidos e insólitos… los iniciados». Al mismo tiempo, todos estos temas están presentes como categorías acusatorias implícitas entre diferentes grupos ayahuasqueros: «allí no podemos garantizar lo que sucede… pero aquí es seguro». En este libro no incluimos ni un relato de brote psicótico con ayahuasca, y ni casos de curas milagrosas con la planta, aunque hayamos recogido diferentes declaraciones en estas direcciones durante nuestra trayectorias de investigación y vivencias empíricas en el medio. Estos temas continúan merodeando el debate, esperando una mejor oportunidad para la reflexión. Los puristas, pero del otro bando, nos acusarán también de que ya partimos mal de base, pues la ayahuasca no es una droga. En este sentido, hemos preferido partir de granjearnos las enemistades de todos los radicales… Este libro, compuesto por 22 artículos, todos inéditos, está dividido en dos partes. La primera, Chamanismo y Religión, contempla el uso de la ayahuasca en contextos indígenas, mestizos y por las religiones ayahuasqueras brasileñas –Santo Daime, Barquinha y União do Vegetal–, teniendo como punto de partida (pero no exclusivamente) los enfoques de antropólogos y de usuarios de la ayahuasca. La sustancia, como veremos, asume ahí diversas posibilidades –medicamento, sacramento, vehículo de conocimiento o de sociabilidad entre otros. La segunda parte, Ciencia y Terapéuticas, trae perspectivas, sobretodo, de la biomedicina y de la psicología sobre los mecanismos de funcionamiento de la ayahuasca, así como sus posibilidades y limitaciones terapéuticas (sobre todo en el tratamiento de las dependencias y sus efectos en la salud mental). En esta parte, los artículos enfocan el uso de la sustancia en sus diferentes contextos nativos y también en los settings de laboratorio y clínicos. Una primera mirada rápida podría dar a entender que el libro está dividido en bloques de oposiciones: entre magia/religión y ciencia, ciencias humanas y biomédicas, cultura y naturaleza, espíritu y cuerpo etc. Pero este no es el caso: existen muchos flujos, idas y venidas entre los diversos contextos del consumo de ayahuasca y, de alguna manera, también entre las diferentes formas de abordarlos. En las dos partes de la obra podemos observar procesos de hibridización entre las concepciones sobre la salud y las prácticas terapéuticas occidentales y de origen indígena, que explicitan divergencias y convergencias entre los enfoques de la «tradición» y de los discursos biomédicos sobre la salud. El libro intenta sacar a la luz estas conexiones históricas, rehacer procesos que permitirían, por ejemplo, que se solicite a los novatos aspirantes a participar de los rituales del Santo Daime rellenar formularios con evaluaciones médicas; que chamanes indígenas de la Amazonia veten el acceso en las sesiones a los consumidores de determinados tipos de psicofármacos (sustancias-entidades debidamente interiorizadas en sus cosmologías), o suavicen prohibiciones clásicas del mundo indígena ayahuasquero a partir de un discurso antropológico relativista; o a la creación de settings de investigaciones de laboratorio que se inspiran en gran medida en contextos y conceptos nativos del consumo de la ayahuasca. Los proceso de indigenización de la biomedicina (Fóller 2004) y cientificación o medicalización de la religión y del chamanismo se encuentran muy bien reflejados en los diversos sites que ofrecen las experiencias con ayahuasca en resorts generalmente localizados en la selva peruana, y en una amplia literatura que circula en Internet, con sus iconos psicológicos-chamanes, antropólogos-chamanes, chamanes-científicos, maestros-y-padrinos-psiquiatras y tantos otros personajes híbridos que pueblan las páginas de este libro. El conjunto de artículos de este libro permite repensar una serie de conceptos que han caracterizado el sentido común, pero también muchas veces el propio discurso científico (sea de las ciencias biomédicas o de las ciencias humanas), además de, en algunos casos, la autorepresentación de los ayahuasqueros. Pasamos, a continuación, a exponer brevemente algunos de ellos, los cuales podrán ser mejor apreciados con la lectura integral de la obra:
Esperamos que este libro pueda combatir una visión reduccionista sobre la ayahuasca, así como sobre las investigaciones en ciencias humanas y en el área biomédica con respecto al tema. Los varios textos aquí reunidos –incluyendo también a los líderes , chamanes y ayahuasqueros (algunos de los cuales con vinculaciones clínicas y académicas)– explicitan una multiplicidad de enfoques, estilos y perspectivas. El lector atento percibirá que las ciencias humanas están muy lejos del constructivismo estereotipado a ella atribuido, y que los usuarios de la ayahuasca no tienen necesariamente una visión apologista o ingenua sobre sus prácticas. Darse cuenta también que las investigaciones biomédicas contienen una desafiante agenda que incluye enfrentar cuestiones como la construcción de sofisticadas capsulas de «ayahuasca liofilizada» que permitan crear una dosis –patrón similar a la ayahuasca; la invención de sustancias placebos que de hecho sean capaces de engañar a consumidores experimentados; la creación de protocolos de investigación que permitan aislar el «efecto de la planta» y el «efecto de la cultura»; los efectos de la DMT y de las betacarbolinas; los efectos para usuarios experimentados y los no experimentados; para usuarios sanos y con problemas de salud previos; para hombres y mujeres; para jóvenes y adultos y así en adelante. Remitimos al lector al prefacio de Renato Sztutman y al postfacio de Stelio Marras para un ahondamiento de la reflexión a cerca de algunos de estos temas.
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Libros sobre Ayahuasca y Sanación en Librería Muscaria Ayahuasca. La enredadera del río celestial (Claudio Naranjo) Este libro es un extenso testimonio de la relación de Claudio Naranjo con la ayahuasca, una planta maestra y sanadora. En él se plasman varias décadas de investigación, estudio y labor terapéutica relacionadas con este enteógeno amazónico. Desde los datos etnobotánicos a trabajo terapéutico, pasando por diversas consideraciones sobre el chamanismo o el empleo del yagé en un contexto religioso. Ayahuasca. Medicina del alma (Néstor Fabián Berlanda, Diego Rodolfo Viegas) Este libro presenta un amplio abanico de información relacionada con la ayahuasca, el bebedizo enteogénico panamazónico por excelencia. Un libro sólido y muy completo, que aborda aspectos botánicos, etnográficos, la fenomenología de la experiencia, su uso tradicional chamánico, el empleo urbano moderno, su empleo terapéutico, las iglesias ayahuasqyeras brasileñas, los aspectos legales... Al trasluz de la ayahuasca. Antropología cognitiva, oniromancia y conciencias alternativas (Josep Maria Fericgla)
Compilación de ensayos bajo un mismo hilo conductor: la ayahuasca, la planta amazónica que Fericgla estudió durante 8 años en sus viajes a la amazonía. Desde su uso entre los Shuar, pasando por los enfoques psiquiátricos, hasta un ensayo sobre el mundo onierógeno de los sueños.
Psicoterapia con LSD. El potencial curativo de la medicina psiquedélica (Stanislav Grof)
Podría considerarse que este trabajo es la obra cumbre de Stan Grof. Es la guía más completa que hay sobre cómo realizar una sesión con psiquedélicos. Enfocado principalmente al uso de la LSD en un ámbito terapéutico, la generosidad del libro abarca todos los aspectos del arte de la psiconáutica moderna: entorno de la sesión, la figura del acompañante, riesgos que cabe evitar, música, preparación de la sesión e integración posterior...
El viaje del chamán. Curación, poder y crecimiento (Varios Autores)
Un libro que tiende un puente de unión entre el chamanismo tradicional y la sanación contemporánea. También una excelente obra de aproximación a la cosmovisión del mundo chamánico. Está compuesto por ensayos de diversos autores de renombre.
Análogos de la ayahuasca. Enteógenos pangeicos (Jonathan Ott) Completo estudio sobre la ayahuasca, así como sobre de las numerosas plantas a partir de las que se puede confeccionar un bebedizo con propiedades similares al original. Tiene información sobre los enteógenos, sobre la historia de la ayahuasca, sobre su farmacología, plantas aditivas, ensayos psiconáuticos con ayahuasca, pharmahuasca y anahuasca, plantas con principios activos análogos... así como un canto a la Madre Gea. Chamanes a través de los tiempos. Quinientos años en la senda del conocimiento (Varios Autores) Este libro ofrece la perspectiva que occidente ha tenido sobre el chamanismo a lo largo de los últimos cinco siglos. Compuesto por artículos de diversos autores, este estudio no deja aspecto, detalle o perspectiva del chamanismo sin abordar. Uno de los mejores libros para tener una perspectiva amplia, clara y completa sobre el chamanismo. Ayahuasca Visions. The religious iconography of a peruvian shaman [Tapa blanda] (Luis Eduardo Luna, Pablo Amaringo) Magnífico libro con ilustraciones de pinturas basadas en experiencias chamánicas con ayahuasca, realizadas por un chamán peruano. Cada imagen va acompañada de un texto, explicando la simbología de los animales y seres que aparecen en ellas. Excelente introducción a la cosmovisión y a la sanación en las sociedades chamánicas. The ayahuasca visions of Pablo Amaringo [Tapa dura] (Pablo Amaringo, Howard G. Charing & Peter Cloudsley, Varios Autores). Magnífico libro con reproducciones de las pinturas visionarias de Pablo Amaringo, un antiguo ayahuasquero peruano que dirigió su carrera y vocación a plasmar el universo visionario de la ayahuasca en vistosas pinturas. El libro incluye un total de 47 lienzos, con comentarios explicativos (en inglés), así como seis ensayos de diversos autores sobre el arte de Amaringo. Formato grande (28 x 35 cm) y editado en tapa dura. El canto del tiempo (CD). Ícaros de la ayahuasca (Don Evangelino Murayay) Este disco contiene 12 icaros (cantos de la ayahuasca) gravados durante una ceremonia con esta planta chamánica de la amazonía peruana. Psilocibes. Historia, farmacología, iconografía, usos terapéuticos, efectos, reflexiones, identificación, referentes culturales y aspectos legales (José Carlos Bouso Saiz; Varios Autores) Libro polifónico sobre los hongos del género Psilocybe: historia, propiedades visionarias, neurobiología, aspectos culturales y legales, identificación, iconografía... Información variada para contentar a todo el mundo.
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